El primer torneo de ajedrez del que se tiene constancia se celebró en Madrid en 1575, bajo el patrocinio del rey Felipe II. Este histórico evento reunió a cuatro de los mejores ajedrecistas de la época: los españoles Ruy López de Segura y Alfonso Cerón, ambos sacerdotes, y los italianos Paolo Boi y Leonardo da Cutri.
Ruy López de Segura, considerado en ese momento uno de los más destacados jugadores del mundo, ya había vencido previamente a Boi y a Da Cutri en diversas partidas. No obstante, durante el torneo en El Escorial, tras perder las dos primeras partidas, los italianos lograron remontar y se impusieron en tres encuentros consecutivos, asegurando así la victoria del equipo italiano en lo que hoy es reconocido como el primer torneo de ajedrez oficial de la historia.
El evento fue una ocasión solemne y contó con la presencia de numerosos miembros prominentes de la corte. Cabe destacar que en 1573, dos años antes del torneo, Ruy López fue enviado a Italia en una misión diplomática por orden del rey Felipe II. Durante su estancia, reafirmó su reputación como el mejor ajedrecista del mundo. En reconocimiento a sus logros en el ajedrez, el monarca le otorgó varios obsequios, entre ellos una cadena con un colgante en forma de torre de oro.
Estando ya, en la corte de Felipe II, se jugó la gran final entre Ruy López y Leonardo da Cutri. La escena fue recreada por el pintor Luigi Mussini en 1886.
En su obra, da Cutri —de pie junto al tablero, vestido con un atuendo anaranjado— se levanta enérgicamente, separando la silla con la mano izquierda, mientras con la derecha señala el tablero al rey. Frente a él, sentado y con ropas talares, Ruy López sigue analizando la partida con concentración.
El reglamento del torneo establecía que el campeón sería quien lograra tres victorias consecutivas. Ruy López había ganado las dos primeras partidas contra el italiano, pero da Cutri consiguió remontar la serie y obtener las tres victorias seguidas necesarias, proclamándose así campeón indiscutible. El premio estuvo a la altura del evento: mil ducados, una capa de armiño, y la exención de impuestos durante veinte años para su ciudad natal, Cutri, en Calabria.
Aunque la pintura contiene algunos elementos imaginarios, resulta en gran parte fiel al acontecimiento. Con la excepción de Fray Diego de Chaves y don Juan de Austria —quienes se encontraban en Italia por distintos motivos—, es muy probable que los personajes representados en la escena hubieran estado realmente presentes. Aprovechando esta rara y especial ocasión, nos detenemos a observarlos más de cerca.
En primer lugar, tenemos al gran ajedrecista español Ruy López, subcampeón en esta ocasión. A su lado, de pie, se encuentra el Duque de Lorena, representado con armadura, al igual que don Juan de Austria —una de las incongruencias de la pintura, ya que, como se ha mencionado, éste no estaba presente en El Escorial. Más aún, la elección de su vestimenta resulta especialmente discordante, considerando que don Juan era meticuloso con su atuendo y considerado un árbitro de la elegancia.
Junto al campeón, da Cutri, aparece Cristóbal de Moura, quien parece hablar o escuchar al rey Felipe II. A la derecha del monarca se encuentra su hija, Isabel Clara Eugenia, que recibe confidencias al oído de una doncella. Detrás del sillón en el que está sentada la reina, Anna de Austria, se distingue a Catalina de la Cerda, Duquesa de Lerma. Finalmente, dos mayordomos completan la escena: uno de ellos conversa con don Juan de Austria, cuya presencia, como ya se ha señalado, no se corresponde con la realidad.
Comentarios
Publicar un comentario