Hoy cambié el tablero por la roca.

Por un día, dejé de ser monitor de ajedrez para convertirme en monitor de escalada, y fue una experiencia increíble.

Estuve en un evento enorme, con alrededor de 2000 personas, donde la energía, las risas y la emoción no paraban. En los ratos libres, aprovechamos para probar las actividades que más nos llamaban la atención… y sí, terminé con la cara pintada y una sonrisa imposible de borrar.


Conocí a nuevos monitores, personas maravillosas con las que fue muy fácil conectar.

No solo fue una jornada de aventura, fue un recordatorio de que siempre hay algo nuevo por escalar, incluso dentro de uno mismo.



La escalada no solo te enseña a subir, sino a confiar, a soltar el miedo y disfrutar el camino.

Hoy escalamos muros… y emociones.

Un día lleno de altura, en todos los sentidos.

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