Crisis y desorganización en el ajedrez vizcaíno

La pérdida de torneos históricos, la descoordinación federativa y la falta de planificación amenazan el crecimiento del ajedrez en Bizkaia.


Fotografía: Imagen ilustrada de la crónica.

Un pasado brillante, un presente incierto
El ajedrez vizcaíno atraviesa una de sus etapas más difíciles. Lo que hace una década era una referencia en el norte de España hoy se encuentra en plena crisis organizativa y deportiva. Torneos históricos como Erandio, Barakaldo o Getxo, que congregaban a grandes maestros y jugadores de toda España, han perdido su relevancia internacional.
El retroceso del Torneo Internacional de Getxo
Uno de los casos más llamativos es el del Torneo Internacional de Getxo, que pese a mantener un presupuesto elevado, ha reducido su formato de nueve a siete rondas, perdiendo su condición de torneo válido para normas internacionales. En sus primeras ocho ediciones, incluso durante la pandemia, fue un referente del ajedrez estatal.
Bajo la nueva dirección, se han producido decisiones polémicas: el torneo se ha convertido en un evento sub, aplicando un ritmo de 60 minutos + 30 segundos, no válido para ELO FIDE si participan jugadores de más de 2400 puntos. Las bases tampoco aclaran estas limitaciones y se han permitido hasta tres byes en un torneo corto, dando lugar a situaciones absurdas. A pesar de estas facilidades, el número de inscritos no ha logrado superar las cifras de las primeras ediciones, que contaban con grandes nombres como Jaime Santos Latasa y otros grandes maestros.
El único torneo con validez internacional en Bizkaia
Actualmente, el único torneo vizcaíno que mantiene rango internacional es el Open Basque Country, celebrado en Sestao, resultado de la fusión del desaparecido torneo de Elgoibar con el de Sestao. Gracias a esta unión, el torneo sigue atrayendo a grandes maestros y maestros internacionales, y conserva su prestigio en el calendario nacional. Para los jugadores locales que buscan normas FIDE y confrontar su nivel contra competidores internacionales, este torneo se ha convertido en la referencia obligatoria en Bizkaia.
Para competir en otros torneos con aspiraciones internacionales, muchos jugadores vizcaínos deben desplazarse fuera de la provincia. Además, el calendario local se ha concentrado de forma absurda: todos los torneos se celebran entre mediados de septiembre y octubre —Sestao, Getxo, Cruces, Barakaldo, Santurtzi y Durango—, dejando vacías otras épocas del año, salvo el Torneo de Erandio en Navidad.
La federación, bajo crítica
La Federación Vizcaína de Ajedrez tampoco atraviesa su mejor momento. Tras la salida de Fernando Valdezate, asumió la presidencia Rubén Sedano, aunque múltiples fuentes señalan que el vocal Javi Vega, presidente del Club de Getxo, es quien realmente toma las decisiones clave.
En la Copa de Bizkaia, el torneo federado más prestigioso, los fallos fueron notorios: no hubo entrega de premios ni ceremonia oficial, algo sin precedentes. Los ganadores —algunos llegados desde Madrid o Asturias— se quedaron sin trofeos, que fueron entregados cuatro meses después, y además en un open internacional, no en un acto federativo.
Incluso en la imagen pública se aprecia desorganización: miembros de la directiva han asistido a actos oficiales con ropa de su club, olvidando que representan a toda la comunidad ajedrecística vizcaína.
Problemas también en los campeonatos individuales
Los Campeonatos Individuales de Bizkaia tampoco se salvan. Los premios y ascensos de categoría se comunican cuando el torneo ya ha empezado, lo que impide una correcta difusión.
El torneo de la máxima categoría debía celebrarse en Miribilla, pero se trasladó en el último momento a Barakaldo, con retrasos y falta de medios. Las partidas empezaron 20 minutos tarde, los propios jugadores montaban los tableros y el ambiente fue de total improvisación.
La organización recae casi íntegramente en Miguel Ángel Almansa, que hace lo posible, pero sin el apoyo necesario. La primera ronda empezó con problemas: se cambió la aplicación de juego y los tiempos de los jugadores no se ajustaron correctamente, generando confusión desde el primer movimiento.
En la segunda ronda, la desorganización se hizo aún más evidente: un jugador llegó 25 minutos tarde, sin poder localizar su mesa ni al árbitro. Al llegar, encontró su reloj apagado y su contrincante ausente.
La tercera ronda no mejoró: comenzó 15 minutos tarde, como las anteriores, y los propios jugadores tuvieron que montar los tableros y colocar las piezas, enfrentándose al torneo más como técnicos que como competidores.
Como muestra de protesta, yo personalmente decidí comenzar con la jugada h3 y abandonar en la jugada 10, simbolizando el descontento generalizado.
Conflictos institucionales
El clima de tensión alcanzó su punto álgido a comienzos de año, cuando el Club Dama Gaztea fue designado para organizar la final de la Liga Vasca por equipos. La Federación Vizcaína difundió un comunicado del Club de Ajedrez de Getxo, firmado por Javi Vega, alegando que desconocían la celebración del evento.
Tras el revuelo, varias familias nos desplazamos personalmente a hablar con el presidente Rubén Sedano, quien reconoció abiertamente que Vega estaba informado desde el principio, confirmando que el comunicado era falso.
Un retroceso preocupante
En mis primeros años en el ajedrez, los torneos se disputaban en salones de hotel, con buena iluminación, organización cuidada y ambiente competitivo. Hoy, en cambio, se aprecia un retroceso tanto en el nivel de los eventos como en la profesionalidad de su gestión.
El ajedrez vizcaíno vive una crisis de estructura y liderazgo. Si no se actúa pronto, se corre el riesgo de perder una tradición que durante años fue referente del ajedrez vasco y español.
Urge una renovación profunda de la federación, más transparencia en la gestión, y sobre todo, recuperar la ilusión de clubes, jugadores y familias que siguen apostando por el ajedrez como un deporte formativo, cultural y competitivo.

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