Humphrey Bogart (1899–1957) es recordado por su icónica presencia en la pantalla grande, pero pocos saben que fue también un apasionado del ajedrez. Su amor por el juego de las 64 casillas no solo marcó su vida personal, sino que también dejó huella en la historia del ajedrez, enfrentándose a grandes maestros y llevando el juego a la cultura popular. Bogart no interpretó a ajedrecistas famosos, pero su pasión era genuina, y durante el rodaje de Casablanca insistió en que su personaje, Rick Blaine, fuera un jugador de ajedrez, reflejando así su propio interés. Las escenas de ajedrez en la película no estaban en el guion original, pero fueron añadidas a petición de Bogart, convirtiendo al tablero en un símbolo de la astucia y las relaciones humanas que su personaje manejaba.
Entre los encuentros más recordados de Bogart se encuentra su partida contra el Gran Maestro belga George Koltanowski en San Francisco, en marzo de 1952. Koltanowski, especialista en exhibiciones a ciegas, jugó sin ver el tablero mientras Bogart lo hacía de manera convencional. La partida, que duró 45 minutos, terminó con la victoria de Koltanowski, quien destacó la agresividad y creatividad del actor. Tres años después, en 1955, Bogart participó en una exhibición simultánea organizada por el Gran Maestro estadounidense Samuel Reshevsky en Beverly Hills, donde logró un empate en una de las mesas, un resultado notable considerando el nivel de su oponente y que demuestra que Bogart no era un jugador casual, sino un aficionado con un alto dominio táctico y estratégico del juego. Durante el rodaje de La reina de África en 1951, Bogart también solía enfrentarse al Dr. Paul Limbos, un médico belga y ajedrecista semi-profesional que más tarde se convirtió en campeón de Bélgica en varias ocasiones; estas partidas, aunque informales, muestran la dedicación de Bogart y su constante interés por el ajedrez incluso fuera del ámbito profesional.
Bogart no solo jugaba por diversión; participaba activamente en la comunidad ajedrecística, visitaba clubes como el Hollywood Chess Club y fue figura conocida en torneos y exhibiciones de la época. Su pasión por el ajedrez trascendió la pantalla, dejando un legado en el que la elegancia de su estilo, su astucia y su amor por la estrategia se reflejan tanto en sus partidas como en sus icónicas interpretaciones cinematográficas. Aunque no fue un maestro reconocido oficialmente, su nivel era notable, capaz de enfrentarse y obtener resultados respetables frente a grandes figuras como Reshevsky y de plantar cara con creatividad a jugadores de la talla de Koltanowski. La historia de Humphrey Bogart y el ajedrez nos recuerda que la pasión y el talento pueden brillar en muchos ámbitos y que, detrás del actor legendario, existía un jugador astuto y estratégico que encontró en cada partida un espacio para pensar, planear y disfrutar del arte del juego.
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